Eterno Retorno

Monday, March 11, 2024

Yo no quiero domingos por la tarde

 


Hay un par de domingos al año que con desparpajo espetan mi condición de incurable outsider: El súper bowl y los óscar. Ambos eventos me valen reverenda madre. No exagero si les digo que nunca en mi vida les he prestado más de 20 minutos de atención. Tal vez les cueste trabajo creerme, pero me acabo de enterar que en este momento se están entregando las estatuillas y eso solo porque leo el desmadre que se está haciendo en redes. Veo muy poco cine, bastante menos que una persona promedio. Claro, algunas películas me gustan, hay ciertos filmes que han sido capaces de emocionarme, pero a veces se me pasan meses enteros sin ver una sola peli. En cambio creo nunca en mi vida desde la infancia he pasado un día sin leer. No es una declaración de principios ni una creencia en la supremacía de la cultura escrita sobre la audiovisual. Ningún arte es superior a otro. Simplemente a cierta edad uno tiene costumbres, hábitos y rituales tercos y el cine no es uno de ellos y es muy difícil que a estas alturas de mi vida vaya a cambiar. Me han repetido hasta la saciedad que si me gusta la literatura me debe gustar el cine, que una persona culta necesariamente debe ser cinéfila. Bueno, pues entonces soy una persona inculta. No sé absolutamente nada de actores, actrices, directores, géneros, estilos, filmes de culto. Solo sé que hay algunas películas que me gustan pero muchísimas más que me aburren y me hacen dormir. Tengo mayor tolerancia a un mal libro que a una mala película.  Mi incurable adicción a la literatura se compensa con mi apatía fílmica. Por lo que respecta al otro “súper domingo” del año mi indiferencia es aún mucho más radical. El deporte gringo no solo me es indiferente sino que me aburre espantosamente. A veces he intentado ver el súper bowl pero por más esfuerzos que hago no consigo prestarle atención por más de diez minutos. Es un juego antiestético, un ritual de coito interrupto. Interrupción, anuncios, interrupción, anuncios, interrupción, show, anuncios, interrupción, predecible final. No pagaría un dólar por ir a ese juego. Tal vez si me invitaran acudiría, pero sin duda con un buen libro en la mano. A la hora del reparto, la naturaleza me dio una red neuronal adicta al Futbol e indiferente al resto de los deportes.

Thursday, March 07, 2024

Blinded by Rainbows

 


 Yo creo que esta mañana más de uno llegó tarde a la escuela o al trabajo, pero la contemplación de un arcoíris sublime debería causa más que justificada. Caray, sales tempranito de casa y te encuentras con esto. Blinded by Rainbows dirían los Rolling. Sin exagerar colegas, yo creo que el de hoy ha sido el arcoíris más largo y duradero que he visto en décadas. Hasta me habría dado tiempo de ir a corretear al gnomo a ver si me conducía hasta la olla del tesoro, que debe haber quedado oculta allá por las Islas Coronados.  A las 7:30 de la mañana estaba en todo su esplendor trazando completito el punto de fuga en el Pacífico. Lo más loco fue que por la carretera escénica nos iba cayendo un chaparrón de aquellos, pero hacia Rosarito se veía un sol brillante. Se está casando una hija del Diablo, decía mi abuela cuando había lluvia y sol al mismo tiempo. Fui y llevé a Ikercho a la escuela y de regreso el arcoíris terco en su trinchera, mientras alternábamos entre aguaceros y ráfagas solares. ¿Y cuál fue el soundtrack de la carretera? Rainbow, por supuesto. La lira embrujada de Blackmore y la sagrada voz de Dio. Somewhere over de Rainbow…Agárrense colegas, que la  Liebre Loca de Marzo trae tremendo parrandón.



Wednesday, March 06, 2024

Quesque siempre sí, dijo mi mamá

 


Que dijo mi mamá que siempre sí. “Invita Cecut a libreros de usado a la Feria del Libro”, publica Frontera. Chingón colegas. Aplauso. Es de sabios rectificar y enmendar muy a tiempo una decisión errónea.   Bienvenidos mis queridos marchantes de reliquias a nuestra feria tijuanense. Estoy seguro de que esto es lo mejor para todos.

Miren colegas, entiendo que por su origen la nuestra es una feria de libreros y no de editoriales y me he resignado a que no es el propósito hacerla crecer a nivel Guadalajara o mínimo Monterrey (cosa que nunca sucederá con este esquema). Entiendo y hasta justifico que la Unión de Libreros no quiera tener el súper stand mastodonte de Planeta o Random House robándole la clientela, pero ya dejar fuera a libreros de viejo que han venido por años a Tijuana me parece que raya en el afán acaparador. Y ojo, no es real que se trate de una competencia desleal porque asumimos que el libro usado es necesariamente más barato. Una buena pieza de colección suele costar más (y lo vale) que una novedad editorial de temporada. En fin, dejemos que sean los lectores quienes decidan qué libros los seducen. La esencia de Tijuana y lo tijuanense es la diversidad y la inclusión y por ello nuestra Feria debe ser incluyente. Les pongo un ejemplo: a mí no me gustan las librerías cristianas o de cualquier religión y me repugna que una feria libresca pueda fungir como plataforma para esparcir dogmatismo y mojigatería oscurantista, pero discípulo de Voltaire como soy, reconozco su pleno derecho a contar con un espacio para ofrecer sus libros y expresar sus ideas, aunque yo no comulgue con ellas.

Y una vez más colegas: yo soy el más feliz de ver resucitar a la fiestan tijuanense de los libros y voy a apoyarla como he hecho siempre, así que exhorto a los grillos cantores y apedreadores de rancho a mejor sumarse. Vaya, también hay quienes se regodean en sus papeles de víctimas y marginados eternos y en el fondo la exclusión les venía de maravilla, pues les generaba el escenario ideal para el rasgado de vestiduras que tanto disfrutan. No se hagan bolas colegas:  al final del camino yo soy solo un lector al que le emociona pepenar libros y las todas ferias librescas – grandes o chicas, oficiales o marginales, de pueblo o de metrópoli- son una fiesta y las trato de disfrutar por igual. Les juro que en absolutamente todas encuentro siempre un libro capaz de flecharme.

 

 

prohibidos librovejeros

 

A las ferias librescas yo acudo ante todo a darle duro a mi vicio pepenador. Como bibliófago que soy, lo que más me emociona es ir a comprar libros. Ya si aparte me invitan a platicar con ustedes y presentarles un cachorro de papel y tinta, pues yo encantado, pero lo que realmente me atrae es buscar libros que no puedo encontrar el resto del año en Tijuana. Es por ello que la mayoría de las veces mi bolsa de compras acaba llena de libros usados, de rarezas que ya no puedo encontrar en una librería.


La cacería más emocionante es cuando hurgas en una mesa de libros viejos, pues no sabes con qué sorpresa vas a toparte. Siempre hay un ejemplar oculto, una pieza única que te está esperando y el encuentro se consuma por acto de embrujo. Por eso una Feria sin libros viejos es como un café descafeinado, como una cerveza sin alcohol, como un rock sin guitarra eléctrica o un norteño sin acordeón. Mi respeto y mi apoyo a la Unión de Libreros, pues ya les he dicho que soy el más contento por la resurrección de nuestra Feria, pero yo quiero una Feria que incluya y no que excluya, una Feria diversa y con alternativas. Ya los lectores decidirán qué compran. De todo corazón colegas, les exhorto a reconsiderar esta errónea decisión.


Sunday, March 03, 2024

el reverdecimiento del microcosmos y la inminencia de la primavera por venir

 


Habito en una zona árida en donde el agua suele brillar por su ausencia la mayor parte del año. Nuestra temporada de lluvias, (si es que temporada se le puede llamar) se limita al invierno y el único periodo del año en que nuestras colinas y llanos reverdecen, es en las últimas semanas de febrero y las primeras de marzo. El verde dura muy poco por estos rumbos y la única certidumbre es que para mediados de mayo habremos recuperado nuestro tradicional color parduzco y amarillento en donde el único verdor lo aportarán las cactáceas.

Sin embargo, el reverdecimiento del microcosmos y la inminencia de la primavera por venir, cumplen con aportarnos la sensación de un renacimiento.

Tampoco me pasa desapercibido el hecho de estar reflexionando sobre la palabra reverdecer cuando estoy a menos de dos meses de cumplir 50 años de edad.

Tal vez sean viles estereotipos o condicionamientos culturales, pero hay edades que marcan un umbral.

Entre los mil y un proyectos danzantes en la pista de mi procrastinante cabeza, está la escritura de un ensayo sobre los quiebres o los giros radicales que trae consigo la cincuentena.

Thursday, February 29, 2024

Sin cuenta cuentos

 


Al momento en que decide convertirse en caballero andante, Alonso Quijano tiene 50 años. Su pachorra vida de hidalgo pueblerino da un giro radical cuando se monta en Rocinante y sale a los caminos de La Mancha a desfacer entuertos.

Cuando Walther White se asocia con Jesse Pinkman y cocina sus primeras dosis de metanfetamina azul a bordo de una casa rodante en medio del desierto, acaba de cumplir 50 años. Su estacionaria vida de profesor preparatoriano que por las tardes trabaja en un autolavado, girará 180 grados de un día para otro cuando se las tenga que ver con el Tuco Salamanca y la mafia de Nuevo México.

También Harry Haller, el Lobo Estepario, tiene 50 años cuando conoce a Armanda, los mismos 50 que se le atribuyen a Fausto cuando conoce a Mefistófeles, justamente en el primer día de primavera.

Si le hacemos caso al Quijote, a Breaking Bad y a El lobo estepario, la conclusión es que cuando uno arriba a la cincuentena desemboca en una encrucijada y surge el impulso vital, acaso el último de nuestra vida, de dar un gran salto y emprender una acción radical.

Por lo que a mí respecta, no se me ocurrió nada mejor que irme al desierto y atravesarlo a pie desde el Océano Pacífico hasta el Mar de Cortés.

Y créanme que valió la pena

 

Sunday, February 25, 2024

NOCHE CENICIENTA

 Las noches caen y el tiempo corre, como penco desbocado en loquísima carrera contrarreloj hacia ningún lugar.


Tuesday, February 20, 2024

Volver a la Biblioteca

 


Hoy, después de muchísimo tiempo, volví a la Biblioteca Benito Juárez y la impresión fue más que grata. Cuando pienso que Bonilla estuvo a punto de destruirla hace cuatro años, no puedo menos que emocionarme de verla vivir y respirar, hoy con una atmósfera mucho más acogedora que antaño. Hace dos décadas, cuando mi vida de reportero transcurría en los alrededores de Palacio Municipal, solía refugiarme ahí casi a diario. Entre 2001 y 2007 fui un visitante frecuente que pasaba tardes enteras como terco merodeador de sus libreros.

Hoy lo que encuentro es una biblioteca con un rostro mucho más amable, limpio y acogedor. Por primera vez encuentro un espacio especial dedicado a los niños y otro a los jóvenes, con computadoras suficientes, mesas y sillones para trabajar. Cierto, por lo que al acervo respecta sigue siendo sumamente modesta, sobre todo si tomamos en cuenta que es la biblioteca central de la frontera más importante de Latinoamérica, del municipio más poblado de México, pero ha mejorado mucho respecto a sí misma. Vaya, este es por mucho el rostro más bonito que le he visto a nuestra biblioteca en los 25 años que llevo de visitarla y eso es para estar contento. Ahora, que si se vale pedir un deseo, mi deseo es que le cambiaran de nombre. ¿Por qué carajos todo tiene que llamarse Benito Juárez en este país? ¿Qué mierdas tiene que ver el de Guelatao con nuestra Baja California? Llámenla Biblioteca Federico Campbell, Biblioteca Rubén Vizcaíno, Biblioteca Guadalupe Kirarte, Biblioteca Kingo Nonaka,  Biblioteca Jesús Blancornelas o cualquier personaje encarnado con el corazón de nuestra tierra. Pero bueno, se llame como se llame, nuestra Biblioteca vuelve a respirar y a sonreír y yo sonrío con ella.